viernes, 13 de noviembre de 2009

21 de Septiembre

Me puse de novio con Liber. Creo que Rabbit lloró, pero no lo di importancia. Ya se le pasaría. No le pensé contar a Phoebe porque le contaría a mis padres y no me agrada que ellos sepan de mi vida privada. Fui conociendo, poco a poco, su obsesión por el aspecto físico pero confío en que seré una buena influencia para ella y lograré cambiarla, así como yo lo hice. ¡Jo! Qué extraño era llamar a Ian “cuñado” y que Rabbit no me mirara más con ojos provocativos. Quizás hasta extrañaría sus atenciones. Pero, por ahora, Liber es todo lo que quiero aunque fue difícil convencerla que fuera mi pareja.
Finalmente, el tano de música, Stéfano, me hizo desaprobar la materia. Cuánto lo detesto. Creo que el único de la clase que no reprobó esa materia insignificante fue mi nuevo amigo R T. ¡Jo! Cuán aplicado era y, a la vez, el único que admiraba las historias que contaba sobre la inmigración. Conocimos a Ema, la mujer de Stéfano, y nos leyó todo lo que él le había escrito a causa de su embarazo. Resultó ser de lo más empalagoso el tano. Qué cursi.
Al pobre Christopher lo abandonaron por segunda vez. Fue el turno de Siobhan para marcharse hacia un futuro mejor. Yo quedé encargado de especificarle los pasos para escribir otro libro, ya que había encontrado un motivo para volver a escribir cuando su golden retriever Sandy se escapó.
Por mi parte, hecho de menos a Ackley y Stadler. Realizar composiciones para ellos ocupaba gran parte de mi tiempo, que ahora uso para salir con Liber. Algunas salidas las compartimos con Ian y su, según él, amiga Rachel. ¡Jo! Aunque parezca maldito nunca pensé que alguien se fijaría en la cara asimétrica de Ian.

29 de Julio

Hice un video sobre Sherlock Holmes para demostrarle a Christopher que podía ser su amigo. Me desalenté cuando me di cuenta de que no le agradaba demasiado Sir Arthur Conan Doyle, pero seguí adelante. Lo presenté ante sus compañeros y todos me felicitaron. Después de la exposición entablamos, con Christopher, una larga conversación sobre como antes categorizaba un dia malo o bueno según la cantidad de autos amarillos o rojos que veía pasar camino a la escuela. ¡Jo! ¿Es qué nunca entendería su mente? Verdaderamente esto no lo entendí e Ian, que me acompañaba de vez en cuando, tampoco.

22 de Julio

Al regresar de la casa de de los hermanos McNaughton, estaba Phoebe realizando su tarea, me pidió ayuda, pero ya había cumplido mi deber solidario del día: había servido merienda a un verdadero psicópata. Pero no había de criticarlo en ese momento porque tenía que ayudarme a mí mismo a cambiar mi percepción de la realidad, a no criticar tanto lo que me rodeaba. Decidí no ayudarla, quiero que sea independiente el día de mañana (por algo soy su guardián entre el centeno). Al otro día, saludé a mi padre y mi madre, y emprendí camino hacia la escuela de chicos especiales. Sentía que tenía una misión, y era ayudar a Christopher. Para eso tendría que saber más acerca de su vida y su familia, averiguaría todo. ¡Jo! Nunca me hubiera pasado por mi mente hacer eso: ayudar a alguien. Definitivamente algo estaba cambiando en mí. No acudí a clase de música para no escuchar al italiano cavernícola de Stéfano, que seguramente continuaría su relato contándonos de su hijo. Usé mi tiempo en algo mucho más valioso: buscar nuevamente a Siobhan y profundizar mi conocimiento acerca de Christopher.
Cuando ingresé a la escuela, Christopher estaba en la clase de manualidades. ¡Jo! Me sorprendió que tuvieran esa materia. ¡Qué fácil sería para mí cursar ese colegio! ¿Tendré, también, alguna anomalía?
Me encontré con Siobhan y empecé el interrogatorio:
-¿Qué sabe usted acerca de la familia de Christopher?
-Es un tema difícil de abordar… La madre los abandonó a él y su padre por no poder afrontar la situación de tener un hijo con esas condiciones. Pero Christopher no sabía, su padre le dijo que Judy había muerto. Hace un tiempo que él volvió, fue en búsqueda de ella con su rata Toby y, de hecho, la encontró. – respondió la profesora.
- ¡Jo! ¡Qué historia sorprendente! ¿Qué sucedió luego?- interrogué.
-Vivió con ella y su pareja, el señor Shears, por días hasta que Judy se peleó con él y decidieron regresar. Cabe aclarar que Christopher temía de su padre porque éste le había contado que mató a Wellington, el perro de la vecina.
-¿Porqué lo mató?
-Dirás que es un signo de inmadurez por parte del padre, pero lo mató por celos. Ed estaba enamorado de su vecina pero a ella le resultaba de lo más relevante el perro. Aún más que el mismísimo padre de Christopher.
- ¿El niño decidió investigar, no? Me contó que le gustaba lo detectivesco…
- Si, y lo hizo lógicamente para sorpresa de todos. Igual, suele sorprendernos: dio un examen de matemática y lo aprobó con una nota de un chico de bachillerato.
- ¡Jo! Todo un genio resultó Christopher, en cambio yo…
- Si no le molesta me tengo que ir, está por entrar a su clase de Matemática.
Me quedé observando la clase hasta que terminó. Christopher no me vio, si me hubiera visto, no sabía cuál iba a ser su reacción, así que mejor.
Volví al colegio, dónde me esperaba ansiosa la Chica Conejo muy preocupada por mi paradero aquella mañana. ¡Jo! ¡Cómo quería que Líber se preocupara por mí!
Tendré que pensar en realizar alguna cosa para acercarme más a Christopher…

miércoles, 11 de noviembre de 2009

21 de Julio

Finalmente, usé el informe de mi hermano para exponerlo ante la clase de biología. Mi grupo de allegados me felicitó por la exposición. ¡Jo! ¡Menuda gentileza de su parte!

Estaba viendo la vida de otra manera, hasta acepté ir a un grupo en donde Ian y RT trabajaban después del colegio, como voluntarios. Ese día tocó ir a una escuela para niños especiales. Teníamos que servir la merienda. Odio servir la merienda, más aún cuando me tocan niños maniáticos. Pero para cambiar mi forma de ser y adaptarme a la sociedad que me rodea, decidí dejar de lado mis preferencias y acompañar a los chicos.

Nos designaron a cada uno, un niño diferente. Me pareció que sería complicado tratar con alumnos autistas, ya que según investigué, no les agrada sociabilizar con extraños; y estaba en lo cierto.

Me destinaron a servirle la merienda a Christopher Boone. Me costó largo tiempo robarle una palabra, pero cuando saqué a colación el tema de la literatura, se soltó un poco más; y me contó sobre su fanatismo por Sherlock Holmes. Mi experiencia como lector me permitió establecer una larga conversación que giró en torno al detective más famoso. Cuando le llevé el plato empezó a gritar, al mismo tiempo que una profesora, llamada Siobhan, me explicaba que una de las consecuencias de su enfermedad era que no podía soportar que las comidas se mezclen en el plato, por eso el alboroto.

Me sorprendí tanto que, por un momento, pensé irme y largar todo por la borda. Sin embargo, me di otra oportunidad y retomé mi tarea. ¡Jo! Creo que algún día pensé en no retomar más tareas de ningún tipo. Y mírenme ahora.

En cuanto terminamos, Ian nos invitó a la casa a comer muësli. Acepté sólo por cortesía, porque nunca había oído ese nombre; pero me pareció positivo probar nuevos cambios.

Cuando entramos a su casa, se encontraba el padre y Liber. El señor Rick estaba terminando una práctica extraña, por lo menos para mí, que consistía en cantar el OM (sílaba que se canta y dicen que tiene propiedades mágicas. ¡Jo! ¿Podría Ian, un ser aparentemente normal, ser hijo de aquel energúmeno?). Liber lo miraba con desaprobación intentando terminar de retocarse con polvo la nariz y explotarse el último grano de su frente. ¡Jo! Me hacía recordar a Ackley, mi tesoro que se apretaba los granos. Todavía me causa gracia.

Nos sentamos en la mesa, y una señora llamada Margaret (la nueva pareja del padre, que, a decir verdad, estaba mal vestida y olorienta), nos sirvió más de seis variedades de muësli, que realmente no me gustaron ni un poco. Mientras los demás comían, fuimos con Liber al patio y conversamos sobre el misterio que a mi más me preocupaba: ¿Dónde se iban los patos del lago de Central Park en invierno? Pienso que a Liber se le ocurrió tratarme de estúpido, pero no lo hizo; así que nuestra conversación se volvió de lo más fluida.

17 de Julio

Mañana se cumplen varios años (no quiero recordarlos) de la muerte de Allie. Revolviendo la caja de sus recuerdos me topé con los informes médicos y las investigaciones que realizó mi hermano sobre su enfermedad. Como ven, era tan o más inseguro que yo con respecto a los profesionales. Aquí está:

"Cuando las células sanguíneas inmaduras (los blastos) proliferan, es decir, se reproducen de manera incontrolada en la médula ósea y se acumulan tanto ahí como en la sangre, logran reemplazar a las células normales. A esta proliferación incontrolada se le denomina leucemia.

La causa de la leucemia se desconoce en la mayoría de los casos. Sin embargo, está demostrado que no es un padecimiento hereditario o contagioso. La mayor parte de las veces se presenta en niños previamente sanos. Por tratarse de una proliferación de células inmaduras y anormales en la sangre, a la leucemia se le considera un "cáncer de la sangre".

Los primeros síntomas son cansancio, falta de apetito o fiebre intermitente. A medida que la afección avanza aparece dolor en los huesos, como resultado de la multiplicación de las células leucémicas en el sistema óseo. También aparece anemia, cuyas características son palidez, cansancio y poca tolerancia al ejercicio, fruto de la disminución de glóbulos rojos.

Asimismo, la reducción del número de plaquetas provoca hemorragias esporádicas y la aparición de manchas en la piel (petequias) o grandes hematomas, a consecuencia de hemorragia causada por golpes leves. Además, pueden presentarse hemorragias a través de nariz, boca o recto. Una de las hemorragias más graves es la que se presenta a nivel cerebro, la cual puede ocurrir si el número de plaquetas desciende en forma severa. Otra posible consecuencia es la baja en el número de glóbulos blancos (leucocitos), situación que repercute en las defensas del niño contra las infecciones.

Existen cuatro tipos principales de leucemia, denominados en función de la velocidad de progresión y del tipo de glóbulo blanco al que afectan. Las leucemias agudas progresan rápidamente; las leucemias crónicas se desarrollan de forma lenta. Las leucemias linfáticas afectan a los linfocitos; las leucemias mieloides (mielocíticas) afectan a los mielocitos. Los mielocitos se transforman en granulocitos, otra manera de denominar a los neutrófilos.

El tratamiento recomendado en este tipo de padecimiento es la quimioterapia. En ésta se emplean diversos medicamentos especiales destinados a destruir las células leucémicas. Dicho tratamiento tiene tres fases: la de inducción a la remisión, la de consolidación y la de mantenimiento. En la fase de inducción a la remisión, cuya duración es de cuatro a cinco semanas, se intenta destruir la mayor cantidad de células malignas. Cuando ocurre la remisión, es decir el control temporal de la afección, el niño suele lucir normal, ya que los síntomas de la leucemia desaparecen. En ciertas ocasiones la remisión es apenas parcial, por esta razón algunos síntomas no desaparecen del todo. Sólo un pequeño porcentaje de los parientes no logra entrar en remisión. La fase de consolidación dura de dos a tres semanas, mientras que la de mantenimiento debe llevarse a cabo hasta completar tres años de tratamiento. "


Abajo de este informe confeccionado por mi hermano, cuya información la sacó de una reconocida página web decia lo siguiente:

"Tengo miedo, mucho miedo. Miedo de que caduquen todos mis proyectos de vida. Simplemente mucho miedo"


16 de Julio

El día siguiente no tuvo nada de especial. Tuve nuevamente clase de música con Stefano, quien nos contó su primer encuentro muchos años atrás con la que iba a ser su mujer:

“- Me attendió la porta de la casa de doña Chiara, ya les conttaré quien es questa signora, pero antes conttarles que me attendió ella, una kovencita con presillas en el pelo y un vesttidetto floreado que me calificó como il uomo que ttodavía no era. Me attendió ella y me llamó “uomo”, chicos, me llamó uomo y me attrapó tanttisimo que me fui canttando

Ciao, ciao, ciao

Morettina bella ciao

Ma prima di partire

Un bacio ti voglio dar…”

Creo que al final, me dormí. Me despertó mi grupo de clase. Estuvieron cantando por más de media hora la misma canción acompañados por Stéfano en el saxo. A excepción de Ian que no cantaba, todos los demás me parecían unos estúpidos entonces decidí dialogar con él. Espero que quede claro que no lo hice por gusto, sino porque me lo demandó la situación.

- ¿Cómo es tu relación con tu hermana? Al parecer son muy diferentes. Se nota que a vos no te importa demasiado lo que piensen los demás de tu aspecto interior y exterior; en cambio a Liber parece interesarle indispensablemente el que dirán. – Le dije a Ian por lo bajo.

- Fue complicada en un tiempo, cuando ella quería demostrar algo que era irreal, pensó que podía ser la chica perfecta. Como esas dos, Shelley y Debbie – Señaló con el dedo a dos chicas que parecían estar presumiendo de un status social que les permitía vestirse de esa manera – Pero por suerte ya comprendió como es la situación de nuestra familia, que es muy diferente a la de nuestra madre – Concluyó.

- ¿Y tu familia? – Preguntó.

Se me hizo difícil contestarle, no éramos una familia modelo. Al final y entrecortadamente le respondí:

- Tengo tres hermanos. El mayor es escritor de novelas en Hollywood. La estrella de la familia. La niña, Phoebe, es sumamente inteligente y sociable. El mini orgullo de la familia. El menor de los hombres, Allie, era un pelirrojo dos años más chico y cincuenta veces más inteligente que yo. Murió un 18 de Julio. Por leucemia. En vacaciones. Mis padres, para mí, son poco más que un cero a la izquierda. -

Cuando terminó la clase, fuimos a almorzar los mismos integrantes de la mesa del día anterior. Mientras caminábamos Ian se disculpó conmigo por hacerme recordar a Allie. ¡Jo! Me había traído tantos recuerdos que me sacó el apetito entonces decidí no comer.

Me hubiera gustado que fuera Libertad quien me pregunte por mi falta de apetito, pero pareció importarle más a la chica conejo, Rabbit, quién faltó poco para que me quisiera acompañar a casa. ¡Jo! Como si yo necesitara compañía.

martes, 10 de noviembre de 2009

Mi primer video de Literatura - 14 de Julio



He aquí un video, que me obligó a realizar mi profesora de lengua, la única que vale la pena escuchar, y la que habla perfectamente el idioma.


domingo, 8 de noviembre de 2009

11 de Julio

Luego de estar cinco días en reposo por una supuesta enfermedad para la que yo no presentaba síntomas y por recomendación de un médico, al cual le hubiese pedido el titulo en el caso de ser yo mi mamá, tuve la “maravillosa” oportunidad de cursar el año en una nueva escuela de un barrio sobrecargado de hoteles. ¡Jo! ¡Cuántos malos (repugnantes) recuerdos me traían!

A pesar de la mala predisposición que aquella mañana presentaba, me di aliento a mi mismo para levantarme soportando la cantidad de estúpidas sugerencias que mi madre no se cansaba de decir durante el desayuno. Finalmente me convencieron para que lleve a mi hermana primero a su escuela para calmar los nervios que traen los cambios. ¡Jo! Cómo si yo lo necesitara…

El lugar estaba atestado de niños portando libros de materias contables (libros que yo nunca me dignaría a tocar) y niñas con ridículos flequillos ondulados y cabellos largos que ocultaban las elevaciones producto de la pubertad. Si han de existir excepciones entre la estupidez de todas esas personas, podría nombrar a una joven que vestía una remera Tommy Hilfiger y cabellos recogidos que, lamentablemente, dejaban al descubierto su poca dote femenina en su pequeño tórax. ¡Jo! A ella, que tendría que disimular sus pequeñas dimensiones, no le importaba mostrarse tal cual era. ¡Menuda rareza encontré en este nuevo colegio!

La primera de las patéticas clases que me tocó presenciar ese día, y el resto del año, fue con un típico italiano, de esos que pasaron tantos años en nuestro país y, sin embargo, nunca lograron aprender el idioma. Era el profesor de música más inculto que había visto en mi corta vida escolar y, para que me desagrade más, me hizo presentarme ante toda la clase. ¡Jo! Cómo si a los demás les interesara la vida de la oveja negra de una familia triunfadora por donde se la mire. Según lo poco que escuché durante su exposición sobre un tal Mozart, el italiano inculto se hacía llamar Stéfano y nos contaba cosas sobre “la gran aventura de migrar”, “madurar sexualmente lejos de algún familiar que pueda aconsejarlo” o “ganarse la vida en un circo”.

Durante el almuerzo conseguí una mesa para mí solo al ser uno de los primeros en entrar a la cafetería. Desafortunadamente mi paz se vio alterada por ocho personas que reclamaban la propiedad de la mesa, de mi mesa. Por supuesto que intenté hacer lo posible para quedarme solo pero insistieron en que yo podía quedarme con ellos, así que accedí a integrarme. Les conté datos falsos, como suelo hacer con extraños, acerca de mi vida y ellos se presentaron ante mí. La chica de pelo recogido que había visto esa mañana se llamaba Libertad pero prefería que la llamaran Liber. El joven de orejas grandes y cara asimetrica se llamaba Ian y era su hermano. Al lado de un chico que solo menciono sus inciales, R.T, se hallaba un proyecto de mujer con ojos saltones que no dejaban de mirarme con extrema seducción (o eso intentaban) que respondía al nombre de Rabbit. ¡Jo! Parecía un sobrenombre, pero increíblemente no lo era. ¿Sabrían ella y sus padres que Rabbit significaba conejo? ¡Qué absurdo castigar de ese modo a tu hija! Rabbit no dejó de mirarme por el resto del almuerzo, hasta me sentí lindo. ¡Quién lo diría!