viernes, 13 de noviembre de 2009

22 de Julio

Al regresar de la casa de de los hermanos McNaughton, estaba Phoebe realizando su tarea, me pidió ayuda, pero ya había cumplido mi deber solidario del día: había servido merienda a un verdadero psicópata. Pero no había de criticarlo en ese momento porque tenía que ayudarme a mí mismo a cambiar mi percepción de la realidad, a no criticar tanto lo que me rodeaba. Decidí no ayudarla, quiero que sea independiente el día de mañana (por algo soy su guardián entre el centeno). Al otro día, saludé a mi padre y mi madre, y emprendí camino hacia la escuela de chicos especiales. Sentía que tenía una misión, y era ayudar a Christopher. Para eso tendría que saber más acerca de su vida y su familia, averiguaría todo. ¡Jo! Nunca me hubiera pasado por mi mente hacer eso: ayudar a alguien. Definitivamente algo estaba cambiando en mí. No acudí a clase de música para no escuchar al italiano cavernícola de Stéfano, que seguramente continuaría su relato contándonos de su hijo. Usé mi tiempo en algo mucho más valioso: buscar nuevamente a Siobhan y profundizar mi conocimiento acerca de Christopher.
Cuando ingresé a la escuela, Christopher estaba en la clase de manualidades. ¡Jo! Me sorprendió que tuvieran esa materia. ¡Qué fácil sería para mí cursar ese colegio! ¿Tendré, también, alguna anomalía?
Me encontré con Siobhan y empecé el interrogatorio:
-¿Qué sabe usted acerca de la familia de Christopher?
-Es un tema difícil de abordar… La madre los abandonó a él y su padre por no poder afrontar la situación de tener un hijo con esas condiciones. Pero Christopher no sabía, su padre le dijo que Judy había muerto. Hace un tiempo que él volvió, fue en búsqueda de ella con su rata Toby y, de hecho, la encontró. – respondió la profesora.
- ¡Jo! ¡Qué historia sorprendente! ¿Qué sucedió luego?- interrogué.
-Vivió con ella y su pareja, el señor Shears, por días hasta que Judy se peleó con él y decidieron regresar. Cabe aclarar que Christopher temía de su padre porque éste le había contado que mató a Wellington, el perro de la vecina.
-¿Porqué lo mató?
-Dirás que es un signo de inmadurez por parte del padre, pero lo mató por celos. Ed estaba enamorado de su vecina pero a ella le resultaba de lo más relevante el perro. Aún más que el mismísimo padre de Christopher.
- ¿El niño decidió investigar, no? Me contó que le gustaba lo detectivesco…
- Si, y lo hizo lógicamente para sorpresa de todos. Igual, suele sorprendernos: dio un examen de matemática y lo aprobó con una nota de un chico de bachillerato.
- ¡Jo! Todo un genio resultó Christopher, en cambio yo…
- Si no le molesta me tengo que ir, está por entrar a su clase de Matemática.
Me quedé observando la clase hasta que terminó. Christopher no me vio, si me hubiera visto, no sabía cuál iba a ser su reacción, así que mejor.
Volví al colegio, dónde me esperaba ansiosa la Chica Conejo muy preocupada por mi paradero aquella mañana. ¡Jo! ¡Cómo quería que Líber se preocupara por mí!
Tendré que pensar en realizar alguna cosa para acercarme más a Christopher…

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